En los últimos 17 días China y Japón han anunciado el inicio de planes pilotos para introducir Crypto monedas soberanas con convertibilidad 1 a 1 sobre la moneda Fiat (moneda de curso legal) respectiva en sus economías.
Una moneda virtual controlada por un Banco Central de países como los que he mencionado, sin duda que plantea un desafío a la preponderancia del dólar en el intercambio comercial: el dólar tiene un 88% de los pagos Internacionales, mientras que el yuan tiene un 4%. Sin embargo, no es misterio que una moneda que solo requiere de una eWallet de coinbase (empresa y aplicación que ofrece servicios de custodia y clearing de cripto monedas) o similares, pueda ser usada en cualquier parte del mundo, en tanto haya una conexión a Internet disponible.
Sobre lo anterior tengo serias dudas de que un estado soberano quiera tener a ciudadanos de su país comerciando abiertamente en una moneda que no es la fíat del país. Esto abre al menos una reflexión, dado que puede pensarse en una forma de militarización de las monedas, donde estas son proyecciones de soberanía e influencia geopolítica sobre otros países.
El sitio https://cbdctracker.org da cuenta de mas de 60 países con diferentes niveles de avance en proyectos de emisión de Monedas Digitales de Banco Central (CBDC). Llama la atención que el lanzamiento de las monedas de al menos 3 países gravitantes ha sido casi simultaneo; un observador distraído podría decir que se ve como esfuerzo concertado. Pero en realidad mas bien se trata de proyecciones de soberanía nacional y de la creación de herramientas de control en aspectos claves para la vida en sociedad. El mismo observador distraído podría sorprenderse al verificar el nivel de control al que podrían estar sometidas las poblaciones por parte del estado.
En primer lugar la promesa libertaria de Blockchain, expresada en el anonimato que el Bitcoin ha ofrecido desaparece: por su diseño, el yuan digital anulará el anonimato para el usuario.
Luego, el dinero digitalizado permite rastrear el gasto de las personas en tiempo real y acelerar por ejemploel socorro a las víctimas de desastres, como es el caso de Bahamas donde ya se ha emitido una moneda digital para abordar las poblaciones económicamente desatendidas.
Podría señalar conductas delictivas; el boom de la inversión en tecnología de reconocimiento de imágenes de 2018 y 2019, donde China fue el mayor inversionista, va en ayuda de la práctica de gobiernos que despliegan millones de cámaras de reconocimiento facial para monitorear a su población. Como consecuencia, podría darse el caso de que al imponerse multas por actos contra el ordenamiento urbano, como estacionar en lugar no permitido, fumar en lugares no permitidos, o hacer cumplidos inoportunos a otra persona, se imponga de inmediato una multa tan pronto como las omnipresentes cámaras detecten una conducta sancionada.
Pero además el Cripto Yuan es programable, y por tanto es posible configurar su vencimiento o caducidad para alentar a los usuarios a gastarlo rápidamente, cuando la economía necesite un impulso. Algo así como “Sr ahorrante, gaste hoy sus yuanes, porque tal vez mañana el dinero no sea valido”. Si damos rienda suelta a las ideas, imagino al encargado de política fiscal estableciendo un valor diferente a la crypto moneda al momento de que el consumidor quiera comprar ciertos bienes que están creando presión inflacionaria.
En la misma línea. también permitirá predeterminar a quien se le puede pagar y a quien no; quien puede recibir Crypto yuanes y quien no: con una moneda programable que además permita identificar a quien la usa, la recibe o la intermedia, problemas como el no pago de multas, o de obligaciones impuestas por sentencias (pagos de pensiones alimenticias, multas de tránsito, sanciones de reguladores) serían a corto andar episodios históricos.
Con una Crypto moneda como la que han diseñado Japón, India y China, hay un solo intermediario que es el banco central. Naturalmente podemos imaginar los efectos sobre actividades ilícitas, mercado negro de divisas, y tratos prohibidos, pero también podemos imaginar sin mucho esfuerzo un control total de la población a través de la billetera electrónica que en pocos años más será tan habitual como una tarjeta de crédito en nuestros teléfonos.
No es difícil por tanto, imaginar en un futuro cercano, a países occidentales, imponiendo sanciones a funcionarios de dictaduras, narcotraficantes y violadores de derechos humanos, ordenando la caducidad de sus Tokens representativos de su dinero Fiat, o en el bloqueo selectivo de Tokens para solo permitir compras de artículos de primer necesidad. Pero tampoco cuesta imaginar a regímenes con menor tolerancia a la crítica y escrutinio público, establecer límites de gasto diario a disidentes, o decretando la caducidad temporal de activos o embargo preventivo automático; “Su dinero ha caducado, por favor contacte a su banco” podría llegar a ser un mensaje habitual para quien no este alineado con el régimen de turno.