Alexis de Tocqueville fue un pensador, jurista, político e historiador francés y uno de los más importantes ideólogos del liberalismo. Su pensamiento ofrece un lente útil para examinar los desafíos éticos, políticos y sociales que plantea la IA en la sociedad contemporánea. Aunque Tocqueville no pudo prever la IA, sus ideas sobre la democracia, la igualdad y la participación ciudadana siguen siendo relevantes en las discusiones actuales sobre la IA y su papel en la sociedad.

Jugando un poco con la imaginación podríamos encontrarnos con que un Alexis 2.0 planteara algo como lo que sigue:

En este momento crucial de la historia de la humanidad, nos encontramos ante un punto de inflexión. La inteligencia artificial, con su capacidad para procesar y analizar grandes volúmenes de información a velocidades inimaginables, tiene el potencial de transformar todos los aspectos de nuestra sociedad.

Como un observador dedicado a entender la dinámica de la democracia y la igualdad en la sociedad, veo la inteligencia artificial (IA) como una herramienta que puede incrementar la igualdad al proporcionar acceso a información y servicios a un amplio espectro de personas, democratizando así el acceso a la información y los servicios.

En el ámbito laboral, la inteligencia artificial tiene el potencial de modificar radicalmente la naturaleza del trabajo, liberando a las personas de tareas rutinarias y permitiéndoles enfocarse en actividades más creativas y significativas.

Sin embargo, también percibo cómo la inteligencia artificial podría ser utilizada para manipular la opinión pública, socavar la democracia y reforzar las estructuras de poder existentes, limitando así la libertad individual.

En el ámbito laboral, si las personas no se mantienen actualizadas y no adquieren nuevas habilidades de forma continua, podrían perder poder de negociación al ser reemplazadas, lo que podría intensificar la desigualdad en la sociedad.

En conclusión, aunque la inteligencia artificial tiene el potencial de transformar positivamente la sociedad, también plantea desafíos significativos. Puede ser tanto una herramienta de liberación como de opresión.

Como sociedad, debemos estar preparados para enfrentar estos desafíos y asegurarnos de que la IA se utilice de manera que beneficie a todos, no solo a unos pocos. Necesitamos políticas y regulaciones que garanticen que la IA se utilice de manera ética y justa.

Esto implica proteger la privacidad de los datos, prevenir la discriminación y garantizar que los beneficios de la IA se distribuyan equitativamente. Las empresas y organizaciones que emplean la IA deben ser transparentes acerca del funcionamiento de sus sistemas y asumir la responsabilidad de las decisiones que toman. La clave radica en adoptar un enfoque multifacético y colaborativo para abordar los desafíos que se presentan.

La IA es una herramienta poderosa, pero también es una responsabilidad que debemos manejar con cuidado. Como siempre, el futuro está en nuestras manos.

Por Yael Schkolnick, directora de Fundación Libertad Humana y Fundadora de Socialup.app