El DNU del gobierno de Javier Milei solo reconoce la flexibilización y liberalización del mercado laboral, pero el resto de la historia deberá ser escrita en primer lugar por los propios trabajadores

En el segundo semestre de 2027, en apenas 36 meses, la Argentina habrá sufrido una transformación profunda en la forma en que trabaja, pues se habrá alterado de manera palpable la naturaleza misma del trabajo. No solo porque será híbrido, o al menos con dosis significativa de alternancia home office, sino que también por la necesidad de reeducación de la fuerza laboral a todo nivel, pero principalmente en los trabajos medios, donde hay un grado importante de rutinización y procesos conocidos

El futuro del trabajo sugiere una transición hacia ocupaciones de habilidad específica. Cuando pensamos en el futuro del trabajo, podemos imaginar robots y compañeros de trabajo con lentes de realidad aumentada. Sin embargo, lo principal es que se altera la naturaleza misma del trabajo. Ello supone muchos cambios y la flexibilización laboral que detalla el decreto de necesidad y urgencia (DNU) va en la dirección correcta.

En las ocho economías más desarrolladas por cada 95 empleos nuevos, habrá una destrucción de 87 empleos tradicionales, hacia 2030. No sabemos cómo será el impacto en Chile y la Argentina, pero la pregunta de fondo es si ambos países cuentan con la capacidad para generar una tasa de reemplazo de nuevos empleos mayor a la de obsolescencia de estos. La discusión no debe centrarse en la obviedad de si el trabajo será en formato híbrido o no, sino en cuáles serán las tareas que desaparecerán.

Un estudio reciente de Nick Bloom (Stanford) demostró que en los 800 empleos más comunes, aproximadamente 2000 tareas desaparecerán, y esa cifra representa entre un 20 y 25% del total de tareas de esos 800 empleos comunes.

Antes de entrar en la paranoia de la desaparición de puestos de trabajo por causa de la automatización conviene centrarnos en lo esencial.

En primer lugar, se debe aumentar la velocidad del talento, especialmente con la recapacitación. Moverse en esta dirección para la gestión del talento implica desarrollar mercados internos de talento o centros de redistribución de talento que faciliten a las personas descubrir proyectos potenciales. También involucrará recapacitar y mejorar las habilidades de las personas más rápidamente que en el pasado, apoyándose en la formación formal, así como en el aprendizaje y la mentoría. La experiencia de Multiverse en Reino Unido es muy ilustradora.

En segundo lugar, las organizaciones sindicales, que velan por los intereses de los trabajadores, deben concentrarse en anticipar el tsunami de cambios que está a la vuelta de la esquina para la Argentina y la región, y dejar de lado las bravatas de paralizaciones y huelgas. Tienen que concentrarse en el upskilling o actualización de habilidades, y el reskilling o reeducación de la fuerza laboral sobre los 45 años, y poner como centro de sus luchas sociales la recapacitación laboral, los subsidios para lograr esto y la protección a la transición de la matriz industrial del país.

Además, las organizaciones de trabajadores debiesen desde hace un par de años estar muy pendientes de los contenidos que reciben los jóvenes en la educación superior, y si estos al cabo de un par de años seguirán vigentes o no.

Inclusión para mujeres
En tercer lugar, la verdadera inclusión va mucho más allá de reconocer mechas de colores y diversidades sexuales. La verdadera inclusión está en nivelar y promover el trabajo femenino, con una alfabetización digital completa y permanente dirigida a mujeres, ya sea quienes soportan cargas familiares o están en riesgo social, o quienes no disponen de ocho horas para una jornada laboral, por la razón de maternidad, cuidado de familiares, edad, etc. Una madre jefa de hogar debe tener las más amplias facilidades para recapacitarse de forma permanente.

En cuarto lugar, el tsunami de transformación mojará a algunos sectores productivos antes que a otros, pero toda la economía será transformada. Las preguntas sobre el futuro en la Argentina, de la industria de manufacturas, de la fabricación de electrodomésticos o del sector automotor, deben ir más allá de la liberalización de mercados, pues la mayor amenaza que enfrentan no es la competencia de China y la India, sino la falta de innovación.

Una industria de electrodomésticos puede transformarse en una industria vibrante de robótica aplicada; las manufacturas textiles pueden incorporar mayor valor, dejando atrás el paradigma de fast-fashion y centrarse en calidad. La industria automotriz puede, gracias a Inteligencia Artificial (IA) transformarse en un proveedor global, y además en un hub de innovación industrial.

Una de las lecciones más valiosas para la Argentina en este periodo de cambio es la importancia de la adaptabilidad y resiliencia en el mercado laboral. Las empresas y los trabajadores deben estar preparados para adaptarse rápidamente al cambio sobreviniente. Los métodos de trabajo y evaluación de trabajadores deben basarse en lógicas de colaboración y de administración de habilidades.

La flexibilización laboral es fundamental para absorber el golpe tecnológico que avanza inexorablemente. El DNU solo reconoce la flexibilización y liberalización del mercado laboral, el resto de la historia deberá ser escrita en primer lugar por los propios trabajadores y colaboradores, quienes deberán verse como alumnos en permanente capacitación.

El verdadero piquete será el de la falta de habilidades para la nueva economía. La verdadera lucha social antaño proletaria debe mutar cuanto antes a la lucha por asegurar el derecho a formar parte de una economía basada en el conocimiento.

Miguel A. Papic, para La Nación